Sabiduría Diaria 30.12.2018
![](https://static.wixstatic.com/media/5ad566_c4f451d1c19143419b0b814ac5ae34bd~mv2.jpg/v1/fill/w_800,h_533,al_c,q_85,enc_auto/5ad566_c4f451d1c19143419b0b814ac5ae34bd~mv2.jpg)
(FOTO: LAURENCE FREEMAN, BONNEVAUX, FRANCIA)
(...) Los tiempos de oración en nuestra vida diaria nos van ayudando a ir entrando más profundamente en esta oración continua del Espíritu porque nosotros somos incapaces de orar continuamente. Eso implicaría que estuviéramos pensando en Dios todo el tiempo o haciendo oraciones específicas o diciendo oraciones a cada rato. Físicamente no es posible. Orar continuamente significa que abrimos nuestros corazones a la oración del Espíritu, que es como un gran río, un río grande y subterráneo que fluye continuamente en nosotros. Es el flujo de amor entre el Padre y el Hijo, es el Espíritu. El Espíritu que une al Padre y al Hijo, el Espíritu de amor. Este es el Espíritu que Jesús prometió que nos enviaría. El infundió este Espíritu en nuestros corazones a través del poder de su Resurrección.
( Meditating as a Christian, Laurence Freeman OSB 2013 C )