Sabiduría Diaria 05.09.2018
(FOTO: LAURENCE FREEMAN, CANADA) Una práctica espiritual como la meditación nos lleva a profundidades mayores que lo que nuestro ego puede observar de nuestro cuerpo o nuestros estados mentales. En una meditación profunda un poder de integración se desencadena y nos lleva a un cambio de carácter y de comportamiento permanente. Puede que nada pase durante el período de meditación pero nuestra vida cambia. Debido al ritmo y a los niveles de deseo en que vivimos ahora, estamos llenos de cabos sueltos. Como una construcción que no está terminada, donde hay varillas saliendo de los muros o huecos entre la pared y el techo, nuestra mente y nuestros sentimientos están revueltos con experiencias no resueltas. Así como con la persona que mencioné antes que revive un trauma de la infancia cada vez que experimenta una pérdida emocional, muchas veces no sabemos cuáles son estos cabos sueltos hasta que un nuevo trauma nos golpea. Sanar es el cerrar y calmar estas heridas, es un trabajo de gracia en nuestro ser natural, pero no es milagroso: ‘tu fe te ha salvado’, era algo que Jesús les decía seguido a aquellos que sanaba. ( Christian Meditation Newsletter, October 2011 )