Sabiduría Diaria 24.07.2018
(FOTO: LAURENCE FREEMAN, BERE ISLAND, IRLANDA)
El umbral de consciencia hacia el que la meditación nos lleva, marca nuestra capacidad para conocer y vivir el Reino. Nuestro camino ahí nos llevará a través de momentos conscientes de intensa presencia y también, en muchas ocasiones, a través de un sentido de ausencia intensa. Seguimos meditando, después de un cierto crecimiento espiritual, por las mismas razones por las que nos detenemos en las etapas iniciales del camino, por este ritmo de presencia y ausencia. Con el tiempo vemos que es el ciclo de crecimiento – el crecimiento con el que Jesús describe el Reino – y con el fortalecimiento de la fe vamos siendo capaces de crecer al igual tanto en tiempos de ausencia como en tiempos de presencia. Siempre que estemos evaluando esta experiencia con una mente dualista (éxito-fracaso, agradable—difícil), interrumpimos el ritmo. Los padres y madres del desierto hacían énfasis en esto: estamos orando más intensamente cuando no sabemos que estamos orando. El camino del desconocimiento es el único camino de conocer a Dios: a través del amor más que del pensamiento. La gracia surge poderosamente y silenciosamente cuando la actividad mental cesa de bloquear la profundización de la consciencia y cuando aprendemos a dejar a un lado todo pensamiento.
(Christian Meditation Newsletter, Dec 2006)