Sabiduría Diaria 20.07.2018
(FOTO: LAURENCE FREEMAN, INGLATERRA) El “Padre Nuestro” es nuestro terreno común. No una fuente impersonal sino una desbordantemente creativa y amante fuerza que continuamente reta nuestra noción de lo que es amor y nos empuja a una integración mayor y más completa. Tal vez podríamos decir que en Jesús sentimos la misma poderosa atracción que el Padre siente por nosotros, el aspecto erótico del amor divino del que hablaba el papa Benedicto en su primera encíclica. Nos podemos relacionar fácilmente con esto pues es el sentimiento que tenemos más seguido y más instintivo. Pero Jesús enfatiza a su vez, el ágape de la naturaleza del Padre. Este Padre que es como ‘el sol que brilla para el bueno y el malo y es amable con el ingrato y el malvado’. No hay una voluntad de castigo en este Dios y por lo tanto no hay violencia en el Padre, de modo que no podemos disfrazar o justificar nuestra violencia. De hecho, para ser congruentes con nosotros mismos, tenemos que ser ‘como nuestro Padre celestial’. Como dijo Orígenes, no oramos para obtener beneficios de Dios, sino para volvernos como Dios. (Christian Meditation Newsletter, Dec 2006)