Sabiduría Diaria 13.09.2017
(FOTO: LAURENCE FREEMAN, IRLANDA)
Esto es la vida, donde los planes mejor cimentados pueden verse derrumbados en un instante por un huracán, un diagnóstico médico, una caída en el tipo de cambio o pulsar la tecla de ‘enviar’ por error. No es sorpresa que tengamos miedo y que lo manejemos refugiándonos en rutinas seguras que nuestras ‘vacaciones’ sólo sirven para reforzar.
Tal vez es aquí donde el ‘temor de Dios’ puede servir para rescatarnos. De acuerdo con la Escritura, es el principio de la sabiduría. Sin embargo ‘temor’ es una mala traducción, porque evoca castigo. Tenemos justificado el temerle a unos neo-nazis pero ese es un tipo de temor diferente. El temor de Dios es más bien como el sentimiento de vulnerabilidad, sobrecogimiento y amplitud que se presenta cuando nos asomamos a la orilla de un precipicio profundo, o el asombro en el momento del nacimiento o de la muerte, o la noche antes de casarnos o profesar los votos monásticos.
(No Decoration, Laurence Freeman Blog)