Sabiduría Diaria 08.07.2017
(FOTO: LAURENCE FREEMAN, BRASIL) Lo extraño es que el tesoro aparece cuando podemos estar todavía mayormente interesados en nosotros mismos, teniéndonos lástima o preocupados de lo que piensan de nosotros. Percibimos que hay que dejar ir algo pero todavía nos aferramos al sentimiento de pérdida. Si estos estados mentales son muy fuertes, no vamos a poder ver el tesoro aun cuando lo tengamos enfrente de nuestra cara. Pero si la pobreza de espíritu es suficientemente fuerte, aun los hábitos residuales de ilusión e impaciencia por los deseos nos evitaran que veamos la maravilla que nos ha acontecido. Acompañando este descubrimiento, encontramos un sentimiento de gratitud que buscará la misteriosa e invisible fuente del regalo recibido. Hemos recuperado nuestra inocencia – nuestra virginidad mental – y nos hemos vuelto simples otra vez: A no ser que se vuelvan como niños pequeños… (A Letter from Laurence Freeman, 2013/03)