Sabiduría Diaria 24.03.2017
(FOTO: LAURENCE FREEMAN, MARRUECOS) Nuestra herida principal es a la vez el origen del dolor y de la curación que apetecemos. Todas las apetencias son sustitutos – como lo ilustran gráficamente nuestras múltiples formas de adicción y de negación. Las apetencias adictivas son más que el hambre y la sed – ya sea de alimento, alcohol, sexo, azúcar, drogas o riqueza. Es la apetencia por cosas que no pueden nutrirnos. Para entrar al silencio, en el centro de nuestro ser – nuestro verdadero y puro yo – debemos dejar expuestas las falsas apetencias y comenzar el proceso de desarticular los hábitos mentales y emocionales que nos esclavizan. Aunque debemos prepararnos para la lucha. Si evitamos la lucha, estamos simplemente huyendo. Pero si aceptamos la lucha (la 'disciplina´ del camino) estamos por lo tanto aceptando la transformación que es el trabajo del amor. (Christian Meditation Newsletter 2013/02, Laurence Freeman)