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¿Qué es la Meditación Cristiana?
La meditación es una práctica espiritual universal que nos conduce al silencio, la quietud y la simplicidad.
Silencio es dejar ir nuestros pensamientos.
Quietud es dejar ir nuestros deseos.
Simplicidad es dejar la necesidad de auto analizarnos.
La meditación es simple, por eso se complica fácilmente. Pero si nos ponemos a meditar en vez de sólo pensar en ello, podremos ir respondiendo a las preguntas que tenemos a partir de nuestra propia experiencia. Dentro de cualquier tradición, la práctica nos irá mostrando como la meditación se vuelve un puente de paz y unidad.
“En la Meditación Cristiana vemos como se apartan todas las barreras y resistencias a la vida abundante prometida por Jesús.” Laurence Freeman
El método que usamos consiste en la repetición de una sola palabra, con fidelidad y amor durante el tiempo de nuestra meditación. Este es un antiquísimo método de oración que fue recuperado para el cristianismo moderno por el monje benedictino John Main (1926-1982), y consiste en llevar la mente al descanso en el corazón tal como lo indican los primeros monjes cristianos, los Padres del Desierto, según la obra de Juan Casiano (siglo 4).
El legado de John Main inspiró la formación de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana – WCCM por sus siglas en inglés- y su trabajo continúa a través de la dirección del padre Laurence Freeman OSB, su discípulo y sucesor. La Comunidad mantiene la visión de restaurar la dimensión contemplativa a la vida común de los cristianos, compartiendo y relacionándose con el mundo seglar y las otras religiones también. Tiene su centro internacional en Londres, pero es de hecho, un monasterio sin paredes, una familia de comunidades nacionales en más de cien países, cada uno con grupos de meditación locales, que apoyan al meditador individual con reuniones semanales en casas particulares, oficinas, colegios, hospitales y prisiones. La Comunidad es ecuménica y promueve la unidad a través del diálogo tanto con las otras iglesias cristianas, como con otras religiones.
¿Cómo meditamos?
-Nos sentamos quietos y con la espalda derecha
-Cerramos suavemente los ojos
-Repetimos nuestra palabra sagrada interiormente, desde el principio al fin de la meditación.
Hay que elegir un lugar y momento tranquilo cada mañana y cada tarde para meditar, de 20 a 30 minutos. La palabra-oración que recomendamos es Maranatha, una antigua frase aramea que significa Ven Señor. La repetimos en cuatro sílabas de igual longitud, clara y continuamente, suave y amorosamente y sin esperar que suceda nada.
“La única manera de aprender a meditar es meditando” John Main